17/Dec/1981

La Evocación de la Angustia

Critica Luis Lama

Caretas
Margarita Checa presenta su tercera individual en camino Brent y ahí es posible apreciar la evolución de una escultora joven que comienza a consolidar un prestigio basado en la habilidad esencial para modelar  un mundo de vagas intuiciones, en el cual mas que la apariencia de la realidad, persigue la reificación de lo imaginario.

 

Los inicios de Checa en el 77 mostraron como emergían negros demonios de bronce patinado, donde los puntiagudos terminales de los cuerpos se encargaban de introducir la tensión en medio de una pesada escenografía. Dos años mas tarde la expositora  se dedico a lucubrar sobre una fantasmagoría en la que predominaba un bestiario de monjes recubiertos de verde, que revelaban un proceso mimético con la notable Cristina Gálvez. Las reducidas dimensiones de estos formatos convertían a sus trabajos en  una imagen remota en la que contraía detalles para permitir una visión global de los objetos y provocar una sensación de distancia con respecto a la representación. Pero las agresiones de antaño la diminuta demonología ha ido cediendo antes formas mas abultadas, donde articula  mejor volúmenes y vacíospara evocar ala angustia de una manera teatral.

 

Con su nueva exposición checa inicia el alejamiento de  identificaciones magisteriales , en todo caso positivas, para incidir en el estudio del espacio psicológico. Hoy los ácidos no colorean el bronce, y las oscuras gravedades provienen de la narración de lo imposible. La autora libera a las cabezas de su totalidad anatómica y manipula con gran libertad sus componentes, fragmentando volúmenes en la búsqueda de nuevos significados.

 

En esta seria  Checa continua adhiriéndose a lo arbitrario,los rostros mas logrados  se convierten en un caparazón que encierra un juego de concavidades abiertas al espectador. Pero todo ese conglomerado de tortuosas rugosidades, ese ritmo de líneas sinuosas que se cruzan y limitan en su recorrido esas formas que se encabalgan acentuando la ilusión de movimientos , se diluyen cuando se incorporan unos dibujos como la versión bidimensional de sus bronces .Y allí se pierde la consistencia visual que persigue la expositora, porque si bien la escultura tiene identidad propia, los dibujos carecen de la misma autonomía.

 

La barroca densidad de estas obras permite la mórbida contemplación  de un patetismo de ojos desorbitados y chorreaos excesivos productos de la subjetividad individual de una artista joven, que se ha mantenido apegada a la tradición del siglo. Pero las obras de arte mueren predijo Duchamp. Y ni siquiera el bronce impediría agonizar la creación de Margarita Checa a no ser que la fuerza vita que fluye de sus obras , mas que una metáfora sobre la teatralidad, se concentre  en la visualización de ansiedades existenciales, en la angustia de la condición humana ,De nuestro tiempo.

Atras