10/Jul/1998

Margarita Checa expondrá en Atlanta

Lo que nos muestra por estos días Margarita Checa en la galería Luda de la Puente es sólo un adelanto de la exposición que prepara para noviembre en la Lowe Gallery, de. Atlanta, Estados Unidos. La escultora ha estrechado su relación con este país desde el año pasado, cuando un par de importantes coleccionistas le encomendaron hacer una gran escultura de bronce para ser instalada en un jardín de esculturas en Knoxville.

Comenta Margarita. “¡Fue muy lindo! porque la instalación de mi obra de 3.50 m. de alto coincidió con una exposición del Museo Larco Herrera en el Museo de esa ciudad”.

Lo que llevará para la próxima muestra son piezas nuevas, en su mayoría en madera, material que siempre le ha producido sentimientos encontrados.

“Al empezar a producir hice un poco de piedra, básicamente vaciados, creo que hice luego una o dos maderas. ¡No quería la madera! Pero me preguntaba al salir de la Facultad de Artes de la Católica, ¿qué posibilidades tenia de crecer? El bronce era carísimo y descubrí que la madera me daba esa tensión que yo necesitaba. Opté por la madera porque necesitaba un material que pudiera manejarlo, dominarlo y de allí viene el oficio que creo hoy tengo”.

De las diez obras que expone en la sala barranquina, hay dos pequeñas esculturas en bronce. Nuestra preocupación de si la “madera es un material perecedero” es despejado por la artista. “Si la enceras, si está fresca no tiene porque entrar absolutamente nada. Claro que es un material vivo, cambia con el clima, con la temperatura, se achica, se abre. En Estados Unidos algunas de mi obras sufrieron el primer mes, se secaron, se abrieron, luego me enteré que en algunos países cuentan con un sitio a manera de terminal donde ambientan, aclimatan la madera antes de ser expuesta”.

El olivo, la caoba, el cedro…son algunas de las variantes con las que trabaja Margarita, pero no puede ocultar cierta preferencia por el olivo. Tal vez por sentimentalismo, “El primer olivo que trabajé me lo regaló mi hermano Manuel, quien está siempre ligado un poco a mis busquedas de material. Una vez se enteró que debía viajar a buscar madera. “Estás loca yo tengo dos árboles de olivo que los corte hace años, te los mando” y así fue.”

Margarita ha expuesto poco en los últimos años en Lima y es que estuvo ausente del país desde el 91, viviendo en Costa Rica. A su retorno demoró un poco para tener su propio taller fuera de la ciudad. “He aprendido de los otros escultores que siempre han tenido problemas con el ruido, el polvo y no somos los más queridos vecinos”, dice sonriente.

Ahora está decidida a no salir más por tiempos largos. Sólo viajará a exponer en Costa Rica, donde descubrió “el color desbordante y otros colores de madera” que nunca olvidará.

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